Los Medias Rojas de Boston, campeones de la Serie Mundial, regresaron al Fenway Park con el trofeo que ganaron una noche antes.
Una caravana de autobuses llegó el lunes al Fenway, menos de 24 horas después que los Medias Rojas vencieron 5-1 a los Dodgers de Los Ángeles para ganar la Serie Mundial en cinco juegos, lo que le dio a la organización su cuarto título desde 2004.
Unos 200 fanáticos y alrededor de media docena de cámaras de televisión estaban esperando al equipo.
Los fanáticos comenzaron a vitorear cuando llegaron los autobuses y rugieron cuando el receptor puertorriqueño, Christian Vázquez, bajó del segundo autobús sosteniendo el trofeo.
Otro boricua, el manager Alex Cora, descendió del primer autobús y mantuvo levantado su dedo índice para agradecer a los aficionados. Los jugadores tomaron su equipaje y se fueron en sus vehículos. Brock Holt hizo sonar su bocina mientras manejaba. Muchos saludaron a la multitud, pero ninguno habló.
Cora dejó el estacionamiento vistiendo su sudadera gris con una capucha sobre su cabeza, caminando por la calle brevemente sin ser descubierto antes que fuera seguido y rodeado por una docena de fanáticos. Se detuvo un par de veces para firmar autógrafos.
Se le preguntó «¿cómo se siente ser un campeón del mundo?».
«Diferente», respondió Cora antes de alejarse.
La ciudad de Boston planeó un desfile de para el miércoles, a bordo de sus tradicionales vehículos anfibios conocidos como Duck Boats.
Steve Pearce bateó dos cuadrangulares e impulsó tres carreras en el quinto y decisivo partido, para ganar el premio a Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.
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