Cuentan con un reparto multiestelar y poderoso, cuantiosos recursos económicos, bateadores explosivos y ases del pitcheo. Pero los Dodgers se acercan a cumplir tres décadas desde que obtuvieron su último título de la Serie Mundial.
Ahora están en otra carrera hacia el elusivo título. Sólo que esta vez, Manny Machado los acompaña en el camino.
El poderoso campocorto bateó un jonrón de tres carreras el lunes, para sentenciar la victoria por 6-2 sobre los Bravos de Atlanta, y envió a Los Ángeles a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional por tercer año consecutivo y por cuarta vez en seis temporadas.
Esto es lo que los Dodgers tenían en mente en julio, cuando adquirieron al astro de los alicaídos Orioles de Baltimore, próximo a declararse agente libre.
Esperan que Machado sea el elegido que los conduzca a la conquista de su primer Clásico de Otoño desde 1988.
«No puedo decir suficiente sobre él», dijo el manager de Los Ángeles, Dave Roberts. «Un jugador de su calibre, hay demasiadas expectativas puestas en él».
Machado sólo conectó tres imparables en la serie divisional ganada 3-1 sobre los Bravos, pero dos de ellos fueron jonrones y finalizó con seis carreras impulsadas.
«Nos preparamos para llegar aquí», señaló Machado. «No vamos a detenernos hasta que obtengamos lo que queremos».
Claramente, no será nada menos que un título de la Serie Mundial.
Mientras los Dodgers protagonizaban la celebración habitual que sigue a cualquier victoria en postemporada — repartieron playeras y gorras, posaron para las fotos en medio del Sun Trust Park, y luego se bañaron con cerveza en el clubhouse — la atención se centró rápidamente en la siguiente ronda.
Los Dodgers enfrentarán a los Cerveceros en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. El primer juego es la noche del viernes en Milwaukee.
«Todos sabemos que hay mucho más trabajo por hacer», comentó Roberts. «Tenemos ocho triunfos más por delante».
Los Ángeles pasó la mayor parte de la temporada enfrascado en una cerrada lucha con sus rivales de división, Colorado y Arizona, y necesitó de un partido extra con los Rockies para asegurar su sexto título en fila del Oeste de la Nacional.
«Tomamos un camino difícil para llegar a este punto, pero creo que nos hizo más fuertes y fortaleció algo a nuestro equipo», dijo Roberts.
Ciertamente ayudó tener a un jugador del calibre de Machado para reforzar una alineación de por sí potente. Los Dodgers batearon 235 cuadrangulares –un récord de la franquicia– durante la temporada regular, y añadieron ocho más en la serie divisional.
«Son un equipo muy poderoso», reconoció el manager de Atlanta, Brian Snitker. «Es lo que han hecho todo el año, batear jonrones. No hemos construido algo así todavía».
En efecto, los Dodgers tuvieron mucho más poder, mucha más profundidad y mucho más pitcheo. Sin mencionar que contaron con demasiado Machado.
Es una franquicia desesperada por lograr un triunfo más que los obtenidos la temporada pasada, cuando los Astros de Houston se llevaron el séptimo duelo de la Serie Mundial en el Dodger Stadium.
Esa es la razón por la que adquirieron a Machado.
«Venir desde Baltimore a mitad de la temporada, un nuevo club, nueva atmósfera, nuevos compañeros, nuevo cuerpo de entrenadores, nueva gerencia, quiero decir, siempre es un poco de ajuste», aceptó el toletero. «Pero han sido increíbles con nosotros, conmigo y mi familia. Y llegué aquí, a un equipo ganador que ha estado determinado desde el año pasado a llegar a esta situación y más allá. Simplemente me siento aquí a disfrutar todo, disfrutar del paseo».
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