Los Astros del 2018 son mejores que los del año pasado. Sí, mejores que el equipo que ganó la Serie Mundial.
Ahora, eso no significa que los Astros se vayan a convertir en el primer equipo que gana la Serie Mundial en años sucesivos desde que los Yankees le ganaran tres veces entre 1998 y 2000, porque este deporte no es así de sencillo. Pero lo que sí es un hecho es que su rotación es mejor, su bullpen es mejor, su lineup es tan incansable como siempre y tienen otra vez esa mirada de equipo ganador, valga lo que valga eso.
El lunes, más allá de la tensión de los primeros innings, terminaron triturando a los Indios en el Juego 3. Da risa pensar que hace apenas siete días algunos de nosotros creíamos que esta podría ser la mejor serie de la postemporada.
No fue así. Desde el arranque estuvo completamente desbalanceada. Los Astros se ensañaron contra Corey Kluber, el as de los Indios, amarraron al lineup de los Indios con la maestría de Justin Verlander y Gerrit Cole, y apalearon al bullpen de la Tribu para terminar de despacharlos sin piedad.
Hay algunos equipos que se relajan tras arrancar arriba 2-0 en la Serie Divisional y dejan abierta una rendija por la que el rival termina colándose. En caso de que el resultado final no lo haya dejado claro, los Astros no hicieron eso. De hecho, rara vez lo hacen.
«Hacen un tremendo trabajo jugando hasta que el juego se termina», reconoció Terry Francona, el manager de los Indios. «Es algo que se nota desde hace un buen tiempo. Tú necesitas talento, pero cuando tienes talento y juegas a la pelota como es, muchas cosas buenas van a pasar».
Para reforzar el comentario de Francona, un dato: Ningún equipo de los que llegó a la postemporada sufrió menos palizas (derrotas por cinco o más carreras) que las ocho de los Astros. Son un equipo difícil de doblegar.
«No quiero sonar engreído, ni nada de eso, pero es bien difícil darnos una paliza», dijo el tercera base Alex Bregman. «No recuerdo esas ocho veces, pero han debido ser los peores días del mundo para nosotros».
Los Astros son mejores que hace un año en una de las áreas más importantes en octubre.
Y lucen mucho mejor que hace un año en los aspectos que más importan en octubre — el cuerpo monticular. Es casi seguro que nadie desearía enfrentar a Verlander ni a Cole de manera consecutiva en los Juegos 1 y 2. Los abridores luego le pasan el batón al bullpen, que hace un año, sobrevivió con la creatividad de Hinch (con Lance McCullers Jr. y Charlie Morton cerrando la Serie de Campeonato y la Serie Mundial) y ahora avanza en el gran arsenal de Ryan Pressly y el mexicano Roberto Osuna — quienes llegaron por medio de cambios — la transición del abridor Collin McHugh al grupo de relevistas y el repunte del zurdo Tony Sipp.
«Cuando observo mi tarjeta, tengo la confianza de que puedo contar con alguien para cada situación», declaró Hinch. «Me siento cómodo. No hay mucha comodidad en esta clase de juegos, pero me siento cómodo al saber que puedo jugar algunas cartas cuando hay mucho de por medio».
Cada equipo tiene sus imperfecciones y con el bateo de Correa todavía limitado por sus molestias en la espalda, junto a la dolencia de Altuve en la rodilla derecha, los Astros reciben con los brazos abiertos el descanso antes de la siguiente ronda.
«Lo mejor que hicimos fue mantener el pie en el acelerador y terminar la serie en tres partidos», manifestó Bregman. «De esa manera, los muchachos que están lastimados, casi la mitad en este clubhouse, pueden reposar».
Pero como dijo Bregman, este equipo ya ha superado varias lesiones claves para completar una temporada regular especial. Y al controlar el bateo de los Indios a promedio de .144 — un poco mejor que algunos lanzadores esta temporada — han presentado buenos argumentos para pensar que los abridores y relevistas están en plena forma.
En pocas palabras, esta no es una común misión para repetir. Y para la mayoría eso es evidente.
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