Las actuaciones de Clayton Kershaw y Chris Sale resultaron breves. El duelo entre el as de los Dodgers y el de los Medias Rojas resultó simplemente decepcionante.
Ninguno pudo sacar un solo out del quinto inning, en lo que fue apenas la cuarta vez que los dos abridores de un primer juego del Clásico de Otoño se marchan tan pronto. Ello no había ocurrido desde 2004, también en el Fenway Park.
Había pasado mucho tiempo desde la salida de Kershaw de los Dodgers y de su rival Sale cuando Boston selló su triunfo por 8-4.
Pero en postemporada, los duelos de bullpens se han vuelto predecibles. Y las aperturas de cuatro episodios parecen el nuevo estándar.
«Lo he dicho todo el tiempo. Se lo he dicho a mi hijo. Jamás he visto una victoria desagradable», justificó Sale en un repleto clubhouse de los Medias Rojas. «Obviamente, las estadísticas no son las más bonitas. No es exactamente lo que uno soñaría, pero ganamos y con eso me basta».
Durante un siglo, los ases del montículo eran las luminarias del béisbol. Ocupaban el montículo del primer juego de la serie como si ello les correspondiera por derecho divino y no se marchaban tan fácilmente.
Tan sólo hay que pensar en Bob Gibston hace 50 años, cuando lanzó una blanqueada de cinco hits por san Luis ante Detroit. Aquella labor impresionante incluyó 17 ponches y ningún boleto.
Pero ningún pitcher ha lanzado juego completo en el primer compromiso de la Serie Mundial desde que Cliff Lee, de Filadelfia, derrotó a los Yanquis de Nueva York en 2009. La última blanqueada con juego completo en el primer encuentro del Clásico de Octubre fue conseguida por Dave Stewart, de Oakland, ante San Francisco en 1989.
Aquellas exhibiciones forman parte de una tradición de gemas de pitcheo en los duelos inaugurales de la Serie Mundial, que incluyeron blanqueadas con juego completo por parte del cubano Luis Tiant en 1975 y de Babe Ruth en 1918.
Ahora, los juegos completos en blanco parecen en camino de la extinción, como los uniformes de franela y las escupideras para quienes mascaban tabaco. El béisbol se transforma a su ritmo más acelerado desde hace casi un siglo.
El primer encuentro entre dos lanzadores elegidos siete veces al Juego de Estrellas, en la apertura de una Serie Mundial, fue todo menos un duelo de pitcheo. Sale hizo 91 lanzamientos y Kershaw 79.
Boston recurrió a seis relevistas y Los Ángeles a cuatro.
«Los dos equipos tienen la capacidad de trabajar con la cuenta y llevarla a lo máximo, así que uno tendrá que recurrir al bullpen», explicó el manager de los Dodgers, Dave Roberts.
Kershaw cayó a una mediocre foja de 9-9 en postemporada. Aceptó cinco carreras y siete hits, además de expedir tres boletos. Andrew Benintendi se convirtió apenas en el segundo bateador zurdo que ha bateado de 3-3 en un juego ante el tres veces galardonado con el Cy Young.
Christian Yelich lo había logrado por Miami el 27 de junio de 2015.
«No lancé muy bien», reconoció Kershaw. «El slider no fue muy bueno esta noche. No tuve las variantes… y ellos hicieron que lo pagara».
Sale, el espigado zurdo, permitió tres anotaciones y cinco inatrapables, con dos boletos, ante el primer orden al bate en la historia de la Serie Mundial que incluyó a nueve bateadores derechos (ninguno ambidiestro). Sale lanzó por primera vez desde que pasó una noche hospitalizado por un padecimiento estomacal durante la Serie de Campeonato.
Desde 2004, los abridores no habían dejado tan pronto un juego inicial del Clásico de Otoño. En aquel entonces, el nudillero de Boston Tim Wakefield laboró tres innings y dos tercios, mientras que el derecho de San Luis Woody Williams permaneció en la loma dos entradas y un tercio.
Los Medias Rojas se impusieron 11-0 y comenzaron su camino hacia una barrida para conquistar su primer cetro desde 1918.
Déjanos conocer tu opinión