Como bateador emergente en el sexto inning del triunfo de los Mets por 5-3 sobre los Nacionales el lunes, Robinson Canó conectó un doble y demoró apenas 8.43 segundos en llegar del plato a la segunda base, según Statcast. Se trata del doble más rápido que ha dado Canó desde el 2016.
En otro momento, sería un dato curioso y nada más. Pero el esfuerzo de Canó desde la banca llamó la atención porque se produjo después de un fin de semana en el que el dominicano generó controversia durante una serie en Miami por no correr a máxima velocidad.
El viernes, estando los Mets abajo 7-3, Canó trotó lentamente hacia la primera base tras conectar un batazo por el suelo con un out en el séptimo inning que resultó en una doble matanza. Canó luego alegó que no corrió duro porque la pizarra del Marlins Park indicaba que había dos outs. El manager Mickey Callaway estuvo conforme con la explicación y dijo que no veía motivo para castigar a Canó.
El domingo, en la cuarta entrada, Canó se quedó parado luego de dar un batazo que rebotó cerca del plato. El cátcher de Miami, Chad Wallach, dejó que la bola llegara a territorio bueno para iniciar una doble matanza que los Marlins completaron con facilidad.
Fue en parte por dicha falta de esfuerzo que Canó no estuvo en el lineup titular de Nueva York el lunes, afirmó Callaway. El capataz puso los números de Canó ante bateadores zurdos esta temporada (promedio de .133, 18 ponches en 45 turnos al bate) como motivo para dejarlo fuera ante el abridor Patrick Corbin y también indicó que tenía previsto darle un respiro, ya que el equipo se encuentra en medio de una racha de 20 juegos consecutivos sin día libre alguno. Aunque en un principio defendió a Canó, Callaway también dijo que su ausencia del lineup el lunes podía interpretarse como un castigo.
“Él entiende que no es aceptable (no) correr”, dijo Callaway. “Entiende que necesita hacer eso en todo momento, como lo entienden todos nuestros jugadores. Eso es algo que exigimos”.
De su parte, el lunes Canó reconoció por primera vez ante los medios que había fallado y dijo que les había pedido disculpas a Callaway y a algunos de sus compañeros de equipo.
“Mi entrega siempre ha sido la misma”, afirmó Canó, quien fue abucheado y posteriormente aplaudido en el Citi Field el lunes. “Son cosas que pasan, situaciones. Uno aprende de los errores. Seguiré siendo el mismo líder del equipo”.
Canó, de 36 años, es el jugador de más edad que tienen los Mets, lo cual automáticamente lo convierte en un líder en el clubhouse. No es la primera vez en su carrera que a Canó se le critica por no correr duro, pero Callaway no considera que lo sucedido este fin de semana haya perjudicado a Canó en cuanto al respeto de sus compañeros de equipo se refiere.
“Robbie viene a jugar y a ganar”, dijo Callaway. “De eso no hay duda. ¿Cometió algunos errores este fin de semana al no correr a máxima velocidad? Definitivamente. Ellos entienden que eso no puede pasar, como lo entiende Robbie”.
Quizás los deslices de Canó hubiesen pasado desapercibidos si a los Mets les hubiera ido bien en su reciente gira. Pero la novena de Queens perdió cinco de sus seis juegos en la ruta e incluso sufrió una barrida a mano de los Marlins, el equipo con el peor récord de Grandes Ligas y por mucho. Tras la victoria sobre Washington el lunes, Nueva York se encuentra en el tercer lugar del Este de la Liga Nacional con marca de 21-25.
La mala racha generó especulación de que Callaway podría ser despedido. Pero el lunes, el gerente general Brodie Van Wagenen afirmó que Callaway seguirá al mando del equipo, aunque no se comprometió a garantizar que Callaway permanecerá en su cargo por el resto de la temporada o hasta que termine su contrato, que se vence después de la campaña del 2020.
De su parte, Canó defendió a Callaway.
“Esto no es culpa de Mickey”, expresó Canó. “Lo dije el otro día y lo vuelvo a decir, como manager puedes armar el mejor lineup en el papel, pero nosotros tenemos que rendir en el terreno. Tenemos que mejorar como equipo y cumplir con nuestro deber”.
En general, la actuación de Canó esta temporada ha dejado mucho que desear. El oriundo de San Pedro de Macorís llegó al martes bateando apenas .250 con tres jonrones y 13 carreras impulsadas en 164 turnos al bate esta temporada. Su porcentaje de embasarse es de apenas .297 y su slugging de .384.
“He vivido esta situación anteriormente”, dijo Canó. “Este es el juego, altas y bajas. (Tengo que) mantenerme positivo. Falta mucha pelota”.
Los Mets esperan que ése sea el caso, ya que Canó se encuentra en la sexta campaña del contrato de 10 años y US$240 millones que firmó con los Marineros previo a la temporada del 2014. Cuando adquirió a Canó junto al cerrador puertorriqueño Edwin Díaz desde Seattle en diciembre, Van Wagenen apostó a que el quisqueyano sería capaz de desafiar el pasar de los años para mantenerse productivo.
El ejecutivo dice que aún confía en que ése será el caso.
“Considero que Robinson Canó tiene salud, tiene talento y tiene un deseo ardiente de ser grande”, manifestó Van Wagenen. “Creo que ésas son características que buscamos en nuestro clubhouse, en todos los jugadores, y considero que él las posee”.
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